martes, 20 de mayo de 2008

Extremusika 2008 (Miércoles)

Por fin, después de medio mes, voy a relatarles una aventura de unos jóvenes que vivieron una experiencia digna de ser narrada en, mínimo, un libro religioso cual Biblia o Corán. Porque la que nos cayó ese fin de semana, fue de órdago y me llevo los pares.

El miércoles abandoné el centro de trabajo (como sabrán por entradas anteriores, estoy in da Cope) sobre las cinco, con tiempo suficiente para ir a casa a por las tiendas, coger un taxi y aparecer por Atocha con el tiempo justo.

El tiempo en Madrid era de lujo, con un solaco de vicio. Recogí los bártulos (con la intuición de que el chaquetón, aunque bien abrigado pero empapable hasta lo indecible, se quedaba en casa para que al menos tuviese algo limpio al volver) y, revisando una vez más lo portado por si acaso olvidaba algo (como por ejemplo, la entrada) decidí salir y pillar un coche blanco (por mi calle pasan muchos, por suerte) para que me llevase a Atocha.

El primer de los infortunios a los que Dios me sometía por abandonar mi santo oficio en preferencia de un festival pagano era un buen accidente en la M30 que me obligaba a ir por Madrid (normalmente se tardan unos 15 minutos de mi casa a Atocha en buenas condiciones) y perder una media horita de colas y semáforos. Pero como el verdadero castigo aguardaba en el destino, llegué a tiempo para encontrarme con Txarko (alias "Hamburguesa de quechuas y rojillo") y ayudarle con sus tiendas.

De camino a nuestro tren, ¡sorpresa! Nacionales con perrucos vigilaban los andenes. Gracias a mi Auspex innato y mi olfato para reconocer a los canes (uno siempre huele a sus similares) evitamos entrar por donde un perro jibio nos habría delatado, perdiendo la marihuana y, posiblemente, el tren. Decidimos ir por arriba (más que nada, porque si no, no embarcábamos) y, tentando a la suerte una vez más, otra pareja de nacionales con su mascota bajaban mientras subíamos. Por suerte, me dio tiempo a usar Animalismo y le hice creer al perro que en vez de hierba, llevábamos especias traídas de las Indias. O no.

Llegamos a tiempo para acceder al tren, donde nos preparamos para unas cinco horitas de insufrible viaje a bordo de un Talgo. Por suerte, y en estos viajes ya se sabe, a la gente le sudaba las gónadas que no se pudiese fumar, así que aprovechamos la coyuntura para echar unos pitis en la parte de salida del tren de vez en cuando. Todo iba de lujo hasta que, obviamente, las gotas de lluvia empezaron a resbalar por las ventanas, dándonos a entender lo que nos esperaba al llegar. "Tranquilo Txarko." -Argumenté yo, ingénuo. "Seguro que cuando lleguemos, ha parado."

Al fin pisamos tierra de nuevo en la estación de Cáceres, un año más. La que caía no tenía nombre, así que ni cortos ni perezosos pillamos un taxi que nos dejó en la zona de acampada, donde quedamos con los mastienos, que habían hecho su aparición en Extremadura horas antes. Su mensaje, corto pero poco halagador: "Hay una cola para sacar las pulseras de lo menos dos horas".

Vinieron con todo el buen ánimo del mundo, dispuestos a requerirnos las tiendas con intención de ir montando en algún sitio chulo mientras nosotros nos disponíamos a retirar las pulseras (este año, casualmente coincidiendo con la lluvia, era obligatorio retirarlas antes de acceder al campamento) e ir a ayudarles en cuanto tuviesemos los putos plastiquitos.

Nos empapamos hasta los huesos, mientras disfrutábamos viendo como (somos un poco hideputas, que le vamos a hacer) unos pringados habían venido en piratas y sandalias. La que le tocó a esa pareja no tenía nombre. Después de un siglo y mitad del otro conseguimos nuestras pulseras, pero no se acababa ahí la fiesta. La gente de Cartagena no había tenido posibilidad de encontrar un sitio agradaibol para acampar, y teníamos que ir a ayudarles a desmontar para buscar un lugar más acogedor. Toma ya.

Después de vagabundear por el recinto en busca de "dos quechuas" (jamás entenderéis, si no vais a un festival, lo rico que debe de ser el Señor Decathlon) encontramos a nuestros amigüitos cagándose en la puta d'oros. Por suerte, la zona de acampada grande se había abierto, así que decidimos ir hacia allí en busca de pastos más secos (porque frescos estaban todos, ja, que buena broma). Unos momentos de pánico más tarde accedimos a la Tierra Prometida con más agua que la que jamás el Segura ha portado en su contaminado cauce, y con los cojones a la altura de los sobacos por tanta mala leche seguida.

Acampamos, si se puede decir así a tirar las tiendas y refugiarnos como perras dentro, en cualquier parte solitaria, mientras Txarko y yo comprobábamos como, por imbéciles, teníamos dos tiendas de sobra pero nada de ropa para cambiarnos. Ole nuestra polla torera. Obviamente, nuestra ropa estaba bien seca con Goomy, y sus tiendas estaban sufriendo con nosotros la ira de Dios. Así que sin más preámbulos, nos metimos en los sacos. Hice el amago de liarme un porro de hierba, pero todo mi papel estaba empapado (buah, marica, dirán algunos. Os follen dos perros puestos a speed de mi parte, monsieurs). Así que solo quedaba la opción digna de película: Pedir papel a la tienda de Cris y Alfonso, con el consecuente fallo en el lanzamiento y la consecuente escena de heroísmo acojonante por mi parte (solo salí dos segundos a recoger el papel, pero joder lo bien que me quedó el grito y la cara de agonía suprema).

Liado el porro (aun no se como mis falanges heladas consiguieron adoptar la posición de "liar" sin quebrarse en mil pedazos) y consumida mi parte, asomé el gepeto para entregarlo a su dueño y decidí que, por ese día, se acababa la consciencia. Me arrebujé (bendito sea Él, que me hizo olvidar el saco el año pasado, y no este. Mil veces bendito sea Su Nombre) en mi trozo de tela sintética pensando en una cosa: No me queda ropa seca...

Continuará...

2 comentarios:

El fumador dijo...

Un relato tan maravilloso como fiel a la realidad. Menuda memoria tienes, hijoputa!!
Jo, qué buenos recuerdos :_(

Quikosas dijo...

Mu buena la entrada... esperemos más y mejor XD

PS: Perraco no me llamaste. Suerte tienes que tu fama te precede y no te tengo en cuenta :P

¿Y podrías cambiar las opciones de identidá pa dejar comentarios? ¡Sería un detalle por tu parte!